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miércoles, 24 de diciembre de 2014

CONMEMORAMOS EL NACIMIENTO DEL MAESTRO DE MAESTROS: JESÚS DE NAZARET

EL AVATAR MÁS GRANDE QUE HAYA VENIDO A LA TIERRA EN ESTA ERA
Por José Navajas Moreno
Articulo publicado originalmente en la Revista de Artesanos de Castro del Río




Para quien esto escribe, Jesús de Nazaret es eso y más. Probablemente sea también el SER más manipulado y utilizado por el "mal", por los seguidores de lo que EL combatió, combate y quiere que combatamos, porque va en ello la LIBERACION y la DIGNIDAD HUMANAS.


Pero inherentes a la Natividad, a la Navidad, que es la conmemoración que todos los años por estas fechas celebramos, van los usos y costumbres que provienen en parte de eso que llaman tradición y que son una manipulación interesada de cómo fueron los hechos, (como en toda la Vida y Enseñanzas del Maestro)- y en otra parte ha ido derivando hacia un concepto más amplio e interesado, el "Espíritu de la Navidad", en el que el "demonio mercado" ha logrado imponer un conjunto de leyes y rituales, unos excesos en el consumo, que contribuyen a afianzar un modelo de sociedad y a engordar la cuenta de resultados de quienes lo han ideado y promovido, pero que son contrarios a cuanto EL nos enseñó.


En la noche de la celebración y al día siguiente se detienen las batallas, los conflictos, pero es sólo una ilusión, porque la dinámica y los intereses "del mal" continúan pasadas unas horas. Y, querámoslo o no, siguen reinando durante ese corto espacio de tiempo, al conseguir que la hipocresía, la competitividad, el egoísmo, … imperen con más fuerza en los eventos familiares que lo que lo hacen en las actuaciones cotidianas. Será para que no vivamos ni nos acostumbremos a la Paz, la Libertad, el Respeto, la Armonía, … en definitiva al AMOR, no vaya a ser que nos acostumbremos y lo demandemos.


Esa realidad, única realidad en el Planeta, aunque unos manifiesten que les produce alegría, en otros provoca tristeza, muchísima tristeza. Yo me encuentro entre los que llevan mal la...
alegría ficticia, la hipocresía en las celebraciones.


La superficialidad glamurosa y materialista, es contrastada, comparada y encarada por la espiritualidad, la conciencia y la trascendencia, deseando esta segunda opción que la primera desaparezca y se instale el modelo de AMOR, de dignidad, de libertad, de justicia, que Jesús de Nazaret nos enseñó..


Como a estas alturas de Historia (escrita a propósito con mayúsculas), ’La Verdad’ ya no la pueden ocultar y manipular, continuamente van apareciendo cosas que desmontan creencias instaladas.

Voy a relatar cómo me parece que fueron los Hechos que sucedieron hace 2014 años respecto al nacimiento de Jesús de Nazaret (tiempo que no se puede afirmar que sea exactamente el transcurrido desde entonces, ya que en medio está el cambio de calendario del juliano al gregoriano)- y para ello y en parte recojo la información de un conjunto de Libros Revelados titulados Arpas Eternas.



Los Libros Revelados, así como las Profecías, no son una exclusiva de la Biblia al uso, porque en otras religiones, en otras iglesias y en otras culturas, también tienen sus Profetas y Libros Revelados.


El conjunto de libros Arpas Eternas (9 volúmenes) apareció unos 20 años antes del descubrimiento de los Manuscritos del Mar Muerto, los también llamados Textos de Qumrán, y los contenidos de ambos son coincidentes, haciendo la observación de que son mucho más ricos, por describir muchos más detalles Arpas Eternas, que lo publicado sobre los manuscritos del Mar Muerto o manuscritos de Qumrán, que fueron escondidos hace casi 20 siglos.y descubiertos por beduinos en 1947. Arpas Eternas (su contenido) fue revelado al final del primer cuarto del Siglo 20, algo más de 20 años antes.


Utilizando la analogía, la comparación, y no sólo con los textos antes citados, sino también con los manuscritos de Nag Hammadi y los Evangelios que llaman Apócrifos, (entre otros libros)-, y la Biblia manipulada que nos presentan, he encontrado al Jesús de Nazaret que se rebeló contra el Sistema imperante en aquel momento, lo mismo que se rebelaría ahora si estuviera encarnado, al Jesús místico, al Jesús revolucionario, al Jesús enseñante, al Jesús que sanaba, al Jesús que no soportaba el dolor de los demás, al Jesús exorcista, al Jesús que nos enseñó la Ley Natural, las Reglas Divinas, … al Jesús que vino en Misión Mesiánica a decirnos que cortáramos los lazos que nos esclavizan y que recuperáramos nuestra Evolución Natural, la Evolución Crística de la Humanidad que nos fue robada por quien llamamos el Ángel Caído cuando se separó de la Ley Natural.



Lo Crístico es un estado y Jesús de Nazaret nació a esta vida humana envuelto en ese estado, pero la unión de las palabras Jesús-Cristo (Jesucristo) es una manipulación, porque parece que ningún otros Ser lo haya alcanzado nunca y que sea exclusivo e inherente a Jesús de Nazaret, lo que no es verdad, otros Seres también lo alcanzaron y es la aspiración y meta de la Humanidad aunque nos lo oculten; Evolucionar y aprender hacia un ESTADO CRISTICO


El nacimiento de Jesús de Nazaret y algo de sus primeros meses de vida:


¡Era la hora justa, precisa, inexorable!



José había tomado la medida prudente y discreta de llevarse a María a Belén, a casa de Elcana unido en matrimonio con Sara, hermana menor de Ana, la madre de María, los cuales tenían un verdadero culto
por la virtuosa y bella sobrina.
José había tratado el viaje con la caravana de mercaderes que bajaba periódicamente desde Cesarea de Filipo a Jerusalén, y que hacía un descanso junto a la fuente, en las afueras de Nazareth.
Y cuando la luna llena estaba en el cenit, José y María montados sobre un camello seguían la caravana rumbo al sur, mientras los niños de José quedaban al cuidado de una parienta,
Y después de tres días de marcha se encontraron en la ciudad de David, el místico rey pastor,
Mientras, en el mundo sideral se preparaban también insólitos movimientos. Los dos más grandes planetas de nuestro sistema, Júpiter y Saturno, se acercaban lentamente para unirse en conjunción, como si esa formidable situación en los cielos debiera tener repercusión en el plano terrestre entre la Divinidad y la Humana Naturaleza, que se gestaba en el seno de María, arpa viva de la Eterna Ley.
Y Júpiter y Saturno seguían su marcha a través de los espacios infinitos teniendo por cortesanos y espectadores, los millares de estrellas y de soles de este Universo visible desde la Tierra.
Era el año setecientos cuarenta y siete de la fundación de Roma; Ocho mil novecientos sesenta y siete de iniciada la Civilización Adámica, únicas fechas exactas y de posible comprobación que podemos dar para
orientación de los estudiosos. Ambos planetas se dirigían hacia los dominios zodiacales de Piscis,
Y los sabios y estudiantes de las grandes Fraternidades Esotéricas y Espirituales repartidos por la Tierra, seguían aquella grandiosa marcha estelar, que desde siglos atrás sabían que debía marcar la hora precisa de la aparición del Hombre de Dios sobre el Planeta.
— ¡Piscis!– gritaron todos a una, cuando les vieron darse allí el abrazo supremo, mientras el solsticio de invierno cubría de nieve parte de la tierra; y en el éter azul, el rojizo Marte, corría también presuroso hacia Piscis para cubrir con la púrpura de sus anillos flotantes, el hipotético himeneo de Júpiter y Saturno.
La reunión de los tres planetas marcaba la hora exacta, precisa, inexorable, en la que el Hombre de Dios abría sus ojos humanos a la vida física sobre el Planeta Tierra para la postrera inmolación, la que coronaba su gloriosa y larga carrera de Mesías-Instructor de Humanidades.

En la Comunidad Esenia, que fue creada por Esén, hijo adoptivo de Moisés, (y que existió hasta unos años después de la muerte física del cuerpo del Maestro)- , estaban también expectantes ante el inminente nacimiento y supieron que se iba a producir aquella noche.



La misión de los Esenios era la preparación, protección y apoyo a la vida mesiánica de Jesús, hasta dar sepultura a su cuerpo. Y cuando eso fue cumplido la Orden Esenia desapareció.


Y al igual que había resonado para todos los Esenios refugiados en sus Santuarios, había resonado también en las Escuelas Esotéricas y Secretas de Gaspar, Melchor y Baltasar, en las comarcas en que desde años atrás existían, esa noche, séptima del solsticio de invierno, (sería un 28 o 29 de diciembre actuales)- permanecían muchos en vigilia para contemplar el grandioso espectáculo anunciado por los astrónomos asirios y caldeos, algunos de los cuales hasta temían un cataclismo estelar que produjera la disgregación de varios mundos, incluso la Tierra. Y fue así como los pastores de Belém velaban también, y por su sencillez de costumbres y ferviente plegaria a su Dios pidiendo misericordia, captaron los más sensitivos, la onda de Armonía Divina emanada de las Grandes Inteligencias que prohijaban la entrada del Hombre de Dios al plano físico; onda radiante de Luz y de Gloria, que vertía sobre la Tierra como una cascada musical, el inolvidable canto del Amor y de la Paz: "¡Gloria a Dios en los Cielos Infinitos y Paz en la Tierra en las Almas de buena voluntad!" Un inusitado movimiento en toda Siria, Fenicia y Palestina agitaba gozosamente las almas con diversas formas y manifestaciones de dicha, según fuera el prisma por el cual miraba cada uno el gran acontecimiento.



En el planeta Tierra existían cuatro agrupaciones de seres humanos, que veían en el cielo en sus místicas contemplaciones, el acercamiento del Gran Misionero: Los Esenios, congregados en número de


setenta en las grandes grutas de las montañas de Moab, al oriente del Mar Muerto, otras porciones en la cordillera del Líbano, y los montes de Samaria y de Judea, mientras los que tenían familia y hogar se hallaban diseminados en toda la Palestina, y éstos formaban como una segunda cadena espiritual dependiente de los que vivían solitarios y en celibato


La segunda agrupación se hallaba en Arabia, en el Monte Horeb, donde un sabio, astrólogo, de tez morena, había construido un Templo-Escuela a sus expensas, y con ochenta y cuatro compañeros de estudios y de meditación buscaban de ponerse en la misma onda de vibración que las Inteligencias invisibles, del Divino Ungido que entraba en el sueño preparatorio para la unión con la materia física. Era Melchor, el príncipe moreno, que habiendo tenido en su primera juventud un amor pasional profundo como un abismo y fuerte como un huracán, le había llevado a la inconsciencia del delito; le había arrancado a un joven pastor la chica que debía ser su compañera, con lo cual causó la desesperación y la muerte de ambos. Arrepentido y buscando curar el dolor de su culpa, Melchor derramó la mitad de su cuantiosa fortuna a los pies de todas las jóvenes de su tierra para cooperar a sus bodas y a la formación de sus hogares. Y con la otra mitad construyó un Templo-Escuela Esotérico, y llamó a los hombres desengañados por parecido dolor que el suyo, que quisieran buscar en la serenidad de lo Infinito: la esperanza, la paz y la sabiduría.


La tercera agrupación se encontraba en Persia, entre las montañas de la cadena de los Montes Zagros, a pocas millas al sur de Persépolis, la fastuosa ciudad de Darío. El Templo se hallaba a la vera de un riachuelo que naciendo en las alturas de los Montes Zagros, desembocaba en el Golfo Pérsico. Más tarde dieron origen a los místicos Chiítas, que repartían su tiempo entre la meditación, la música y el trabajo manual. Era Baltasar, el Consejero en esta Escuela Esotérica de meditación y de sabiduría, y a ella había consagrado la mayor parte de su vida que ya llegaba al ocaso.
Y la cuarta agrupación radicada en los Montes Suleimán, vecinos al gran río Indo. Y allí, Gaspar, Señor de
Srinagar y Príncipe de Bombay, había huido de aquel boato y ruido, para cargado de amor, buscar en el estudio del mundo sideral y de los poderes internos concedidos por Dios a los hombres, la fuerza necesaria para ser útil a la humanidad, acallando sus propios dolores en el estudio y la contemplación de los misterios divinos.
Estas fueron las cuatro porciones pequeñitas de humanidad a las cuales fuera revelado desde el mundo espiritual, el secreto del descenso de un Ser, lleno del más puro Estado Crístico en un cuerpo físico, formado en el seno de una doncella del país en que corre como en el fondo de un abismo, el río Jordán
Pero en los siglos precedentes y posteriores al advenimiento de Jesús, la Escuela filosófica de Alejandría adquirió gloria y fama. ¡Qué de veces el joven y audaz conquistador Alejandro, se solazó con los solitarios moiseístas, que por gratitud a Moisés que salvó de la opresión a sus compatriotas, tomaron su nombre como escudo y como símbolo y se llamaron Siervos de Moisés! La Escuela se formó primeramente de aprendices del grabado, y poco a poco fue elevándose a estudios filosóficos, astronómicos y morales.
Dos años antes del nacimiento de Jesús, Filón de Alejandría que era un joven de veinticinco años, fue enviado con otros dos compañeros a Jerusalén a buscar y ponerse en contacto con la antigua Fraternidad
Esenia, que aunque oculta en Palestina, era conocida hasta en lejanos países por la información que llevaban viajeros, mercaderes, perseguidos y prófugos que siempre hallaron en ella amparo y hospitalidad. Desde entonces, la Escuela de Alejandría fue considerada como una prolongación en Egipto de los Esenios de Palestina.
Fue así, que de la Escuela de Divina Sabiduría de Melchor, en las montañas de Parán, en las orillas del Mar Rojo, partió un mensajero hacia Alejandría a escudriñar los conocimientos de los Siervos de Moisés,
referentes al advenimiento del Avatar Divino anunciado por los astros.
Cinco ramas espirituales que partían del mismo tronco de Divina Ciencia surgieron en aquellas horas:
Los Esenios: moiseístas; Melchor: kopto; Gaspar: budista; Baltasar: krishnaísta y Filón: antuliano.
Pero Filón, el estudiante de Alejandría, con fruición trabajaba para conocer la filosofía de Pitágoras, los descubrimientos de Arquímedes, las matemáticas de Euclides y era ptolomeísta en sus principios fundamentales, lo que es igual que aristotélico, pues Ptolomeo fue discípulo de Aristóteles, y éste de Platón, que a su vez lo fue de Sócrates. Fue en la Grecia prehístórica, donde los Dakthylos conservaron y difundieron durante siglos la Sabiduría de Antulio, el gran filósofo Atlante.
Como se ha dicho en el primer párrafo de esta narración, María y José estaban en casa de Sara y Elcana, y fueron estos, los únicos seres humanos que presenciaron el advenimiento del Verbo de Dios.

— ¡Sara!... ¡Sara!... ¡Despiértate, que el niño ha nacido y empieza a llorar!



¡Sara!, mujer humilde y buena..., ¡fueron sus manos laboriosas las que primero tocaron el cuerpo de Jesús recién nacido, y serían también las últimas que perfumaron su cadáver, treinta y tres años después, cuando María desvanecida en profundo y doloroso desmayo, caía sobre el pecho de María Magdalena enloquecida, al serles dado el cadáver de Jesús para llevarlo a la sepultura!


Tres Esenios de edad madura, cuyas viviendas se levantaban en los suburbios de Belem hacia el oriente, velaban en torno a la hoguera encendida junto a un ventanal que les permitía contemplar el espectáculo grandioso y acaso amenazador, de la unión de los dos grandes planetas en el infinito azul.


Se dirigieron hacia donde se concentraba la Luz, que era la casa de Elcana y Sara.


—Elcana, Esenios llaman a tu puerta. ¡Ábrenos por favor! La hospitalidad es una de las grandes leyes de los Esenios y Elcana abrió su puerta.
— ¿Qué pasa en tu casa, que todas las luces de los cielos bajan sobre ella? –preguntaron los visitantes.
— ¿Luces, decís? Velando nos habíamos dormido y nos hemos despertado con los llantos del niño –le contestó el interpelado.
— ¿Pero, de qué niño hablas?... ¿Acaso es tu mujer?...
—No, sino María nuestra sobrina, que vino desde Nazaret a esperar aquí el nacimiento de su hijo.
— ¡Elcana!... –díjole Josías–, ya sabes que los Ancianos han anunciado la venida de un gran Profeta sobre Israel. ¿No será éste, acaso?
—Entrad y hablaremos. –Y los tres visitantes escucharon de los labios de Elcana, el relato de lo acaecido.
— ¡No hay duda de que es ÉL!... –afirmaron todos a la vez, y su convicción fue mayor cuando Elcana les refirió cuanto María había sabido, por boca de José su esposo, referente a la virtud y silencio de la dulce
mujer, cuya vida parecía una continuada contemplación interior, aún en medio de las faenas penosas del hogar. Y poco después fueron conducidos a la alcoba de Myriam, que sentada en su lecho tenía en el regazo a su recién nacido.
(*Los relatos de estos testigos oculares de los acontecimientos de aquel amanecer del Gran Avartar sobre la Tierra, sirvieron de argumentos a los primeros biógrafos. Podemos mencionar dos, cuyos nombres como grandes amigos del Salvador han pasado a la posteridad, José de Arimatea y Nicodemo de Nicópolis).
Cuando María se repuso del alumbramiento y junto con José y el NIÑO, emprendieron viaje a la vecina Jerusalén para dar cumplimiento a la Ley que ordenaba la ceremonia de la purificación para la madre, a los cuarenta días de nacido su hijo, al cual debía al mismo tiempo consagrarle a Dios en su Templo.
La pareja de asnos, en que Elcana y Sara desde hacía años realizaban sus viajes a Jerusalén en la festividad de la Pascua, fueron los conductores de la familia nazarena en esta andanza de ley.
Tenía Elcana en la ciudad a su hermana viuda, Lía. La familia de Lía, era lo que entonces podía llamarse una familia acomodada con holgura y tranquilidad.
Llegaron los viajeros sin previo aviso, pero la carta de Elcana que entregó José al llegar, valió por todos los anuncios premonitorios y auspiciosos que hubieran podido hacerse. Decía así:
"Silencio y paz del Señor en tu hogar, mi querida hermana Lía. Junto con ésta te mando el más grande tesoro que podíamos ambicionar los Hermanos del Silencio.
"María y José, nuestros parientes, llevan para presentar al Templo a su primogénito Jesús, en el cual según todas las probabilidades y a juicio de los Maestros, está encerrado el Avatar Divino esperado por
los hijos de Moisés desde hace tantos siglos. Creo pues, que sabiendo el huésped que te mando, no necesito hacerte recomendación alguna, ya que el silencio para nosotros no es un consejo sino una ley. En cuanto a María y José, ya los verás; son como los panes de la propiciación que en el altar del Señor se dejan consumir sin ruido. Cuanto hagas por ellos, por mí lo haces.

"Con un gran abrazo de Sara y mío, me despido hasta la vista. "Elcana".



Unos días más tarde de la llegada a Jerusalém el Niño Dios fue llevado al Templo para ser presentado y para que un sacerdote le practicara el cruel y cruento rito de la circuncisión. Pero ni un músculo de su cuerpo debía ser dañado y la Providencia con la Fraternidad Esenia, conspiraron para que fuera así. Oportunamente, el sacerdote que estaba de guardia en el Templo enfermó y fue sustituido por otro que en secreto pertenecía a la Fraternidad Esenia llamado Simeón de Betel, que hizo la ceremonia de Presentación al Templo, pero sin practicar la circuncisión y cumpliendo así lo Profetizado.


Y pudiendo ser el relato mucho más largo y minucioso de lo que va a ser, por razones de espacio, vamos a contar ya la función de los llamados Reyes Magos, ya que por estas fechas celebramos también su viaje para conocer al Niño Avatar, y finalizarlo ahí.


No eran magos, no eran reyes, ninguno era de Tartessos como recientemente aseguró el Papa Benedicto, pero hicieron algo tan importante en aquellos momentos como levantar acta de lo acontecido.


Ese documento puede formar parte de lo que se ha llamado "Tesoro Templario", ya que esta Orden tuvo como función principal en sus inicios, el rescatar documentos de la llamada Tierra Santa y llevarlos a Francia, a Citeaux, donde se fundó el primer monasterio de la Orden del Cister, y donde parte de los creadores de la Orden del Temple, asumieron la ingente tarea de traducir, interpretar y archivar la documentación que de los antiguos Monasterios Esenios venía. Temple y Cister fueron creadas por las mismas personas y si la Providencia quiere, esa documentación aparecerá. Continuamos el relato …
Y de las grandes Escuelas Esotéricas de Divina Sabiduría, salieron en viaje, audaces peregrinos hacia el hogar donde había nacido el Hijo de Dios en carne de hombre.
Hacia ese hogar fueron conducidos los viajeros del Oriente, hasta que pasados unos días de ocultamiento, pudieron llegar a Belén disfrazados de vendedores de olivas y frutas secas, que sobre asnos y en grandes
sacos, enviaban Sofonías y Débora para la casa de Elcana, que hospedaba a la familia carnal del Avatar-Hombre y para los solitarios del Monte Quarantana, cuyo servidor era hermano de Sofonías.
Y los espías de Herodes, no pudieron reconocer en los rústicos conductores de aquella tropilla de asnos, cargados de productos frutales, a los graves filósofos del Oriente, que a costa de tantos sacrificios buscaban sobre la Tierra a Jesús el Cristo. Así fue en realidad el hecho que las tradiciones antiguas han llamado la Adoración de los Reyes Magos.
Así llegaron a la ciudad cuna del Rey David, aquellos Jefes de Escuelas Esotéricas de Divina Sabiduría venidos desde el lejano Oriente, sólo para cerciorarse por sí mismos de que el Gran Ungido había bajado al planeta Tierra, tal como los astros lo anunciaron. Tenía ya el niño diez meses y veinticinco días, cuando los viajeros llegaron hasta su cuna.
Les acompañaron en este viaje, José de Arimatea y Nicodemo de Nicópolis, para que sirvieran de introductores, ya que ellos habían contraído amistades con María y José en la casa de la viuda Lía, de Jerusalén.
Profundos conocedores de las poderosas influencias planetarias, en conjunción con los pensamientos humanos, los Esenios construían sus templos en tal forma, que la luz del sol y la luz de la luna se asociaran a sus más solemnes momentos de evocación al Infinito.
Y en uno de esos templos, el Santuario Esenio del Monte Moab, los representantes de la Sabiduría Eterna que habían estado en un gran debate con los viajeros llegaros de Oriente, prepararon el acta solemne con que sellaron aquellas grandes deliberaciones y que estaba concebida en estos términos:
"A doce lunas del año primero del advenimiento de Jesús el Cristo, los infrascriptos, reunidos en el Gran Santuario Esenio del Monte Abarín, en Moab, dejaron sentados los siguientes fundamentos de una
vasta organización espiritual, con fines de facilitar la obra redentora del Gran Enviado".
"Habiendo comprobado que es una misma verdad, la expuesta en las cinco doctrinas conocidas hoy, o sea el Ptolomeísmo de Alejandría, el Kopto de Arabia, el Zen-Avesta de Persia, el Budismo de Nepal y el



Moiseísmo Esenio, imponemos el sagrado deber de propender a la unificación perfecta de estas cinco ramas de Divina Sabiduría, para facilitar la misión redentora de Jesús el Cristo en su último acercamiento a la Tierra".



–Ezequías de Sichen, Gran Servidor del Santuario de Monte Abarín.


–Gaspar de Bombay, Primer Maestro de la Escuela Estrella de Oriente.


–Baltasar de Susian, Consultor de la Congregación Sabiduría Oculta.


–Melchor de Horeb, fundador de la Fraternidad Kopta de Monte Horeb.
–Filón de Alejandría, estudiante de quinto grado de la Escuela Ptolomeísta.
Y a continuación grabaron también sus nombres los Escribas Esenios y los tres Notarios de los Maestros Extranjeros.
Con esto quedó terminada la definición histórica y científica del Verbo de Dios.

Y llegados al final de este relato por imperativo del espacio aconsejable para la publicación en una revista, por su importancia coloco aquí un párrafo sacado del libro Arpas Eternas, colocando antes una frase del Maestro Jesús de Nazaret que invita a la reflexión y actuación. Dijo y recomendó. —(el Conocimiento os llevará a La Verdad y esta os hará Librea)- Y el párrafo anunciado es como sigue:







Entre las innumerables fuerzas del Universo, que desconocen por completo la mayoría de los encarnados en el planeta Tierra, está la llamada Onda simpática o Corriente simpática, fuerza formidable que, cuando se consigue unificarla a la perfección, ella sola puede derrumbar montañas, murallas, ciudades, puentes y templos por fuertes y bien cimentados que sean. ¿Saben, acaso, los hombres qué fuerzas actuaron en el abrirse de una cordillera atlante provocando la primera invasión de las aguas sobre ese continente?


¿Conocen, acaso, los hombres, las fuerzas tremendas que producen muchos de los grandes cataclismos, que han llenado a las gentes de terror y espanto en diversas épocas de la humanidad?


Por eso hemos dicho siempre que, la interrupción o trastorno de las leyes naturales, no existe. Lo que existe es un cúmulo de fuerzas sujetas a leyes inmutables y precisas que están en el universo, y que manejadas por Inteligencias de grandes poderes, pueden producir los efectos maravillosos que el hombre califica de milagros. Hecha esta breve explicación
José Navajas Moreno

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